Si no fuese fanático
de los deportes, puedo imaginar cómo vería a los deportistas y el amor de los fanáticos
a sus equipos. Vería a un puñado de extraños entre 20 y 30 años, uniformados, y que son pagados
grandes sumas de dinero por jugar entre ellos un juego que no tiene mayor
relevancia en el devenir del acontecer mundial. Pero que por alguna razón desconocida, un grupo grande de
personas decidió que lo que hacen es de vital importancia, y que uno de los equipos tiene
que ganarle al otro a como dé lugar. Esto incluye que los equipos deben luchar
por tener en sus filas a los que mejor juegan el deporte, y esperar que los atletas que se van a
otro equipo que no es el mio, jueguen muy mal para que mi equipo pueda seguir ganando siempre. De hecho, no importa
que deportista llegue a un equipo, lo que importa es el amor que la persona le
tenga a una camiseta en específico.
La realidad es que
cada vez que comienza una temporada, los fanáticos apoyamos incondicionalmente a
nuestro equipo preferido para que gane una competencia, lo que por supuesto termina no pasando en el
90% de los casos. Pero cuando después de muchos años finalmente tú equipo gana
un torneo, todas esas horas de devoción finalmente son compensadas y rompes en
felicidad. Las calles se llenan de gente gritando, banderas en alto y cánticos a
todo pecho; se desatan las burlas al equipo perdedor e incluso hay algunas
peleas y debates. Pero al día siguiente...todo vuelve a la normalidad. Lees
algunos artículos sobre la victoria, compras una camiseta de campeones, comentas el partido en tu oficina y tu
vida sigue igual.
Suena trivial, sin
embargo esta es una de las pocas cosas que suceden exactamente de la misma
manera en cualquier país del mundo y con cualquier deporte. Por qué rayos los deportes ejercen este fenómeno sobre
los seres humanos? Estas son algunas de las explicaciones que encuentro:
1) Los deportes son
entretenidos: Hay mucho drama involucrado. Los deportistas que están jugando saben que hay
miles de personas viéndolos jugar en el estadio y otras miles en vivo por televisión. Saben que el resultado puede ser recordado por
mucho tiempo, al grado que una jugada puede convertirlos en héroes o villanos. Por esto se entrenan
día tras día mentalizados en derrotar al oponente, y al llegar el partido se entregan
en piel y alma. Esto aumenta la competitividad haciendo del juego un verdadero espectáculo.
2) Podemos observar la
grandeza: Los seres humanos tenemos una fascinación con la perfección, no
importa cuál sea el talento o destreza. Los deportes son una ventana perfecta
para observar a personas que están dentro del grupo de los 0.1% que mejor
realizan un deporte, jugar contra otras personas dentro del mismo 0.1%;
mientras que los que estamos dentro del grupo del 86% en mejor realizar el deporte,
nos sentamos en el sofá con papitas y cerveza a juzgar quien es el mejor.
3) Satisface nuestro
schadenfreude (el placer de ver la mala fortuna de alguien que creemos la merece):
Los humanos también tenemos ese lado oscuro que nos obliga a voltear a ver un
accidente de tránsito para ver si hubo heridos. Los deportes satisfacen ese
apetito extraño de coliseo romano en el que queremos ver sangre, demandando un
vencedor glorioso y un vencido en el suelo. Los atletas juegan bajo cualquier condición, en la nieve o calor extremo, arriesgando
su físico y sus sueños para el placer de los que gritamos al televisor insultándoles
y pidiéndoles que lo hagan mejor.
4) Es placentero estéticamente:
Este es uno de los principales atractivos de los juegos olímpicos, la gracia y
fineza con que algunos atletas realizan sus deportes es visualmente placentera.
Para muchos fanáticos la destreza con la que algunos atletas como Roger Federer, Lebrone
James, Leonel Messi o Tom Brady desarrollan sus deportes, es razón suficiente
para seguir fielmente sus juegos. Aunado a la promoción comercial que reciben
de grandes compañías, estas estrellas del deporte atraen año con año a nuevos
adeptos, y estimulan nuevas generaciones a la práctica de la excelencia física
en el deporte.
5) El deporte nos brinda un
sentido de comunidad: Mucha gente se reúne con familiares y amigos a ver
encuentros deportivos, conozco muchas personas (incluso padres e hijos) a las
cuales el lazo más fuerte que los une es la afición al deporte o a un equipo en
específico. No es que el deporte reemplace sentimientos más profundos de amor o
amistad, pero es sin duda un punto de comunión de ideas.
Además, aparte de celebraciones
comunales como la de navidad por ejemplo, en la que todo el mundo canta villancicos y se
desea felices fiestas, no se me ocurre otro momento en el que yo abrazaría o le
daría un “high five” a un completo extraño.
La emoción de un gol de tu selección nacional de fútbol o la consecución de un
campeonato de tu equipo local del barrio, ocasionan una euforia y una satisfacción colectiva
sin par en otros escenarios de la sociedad.
6) El sub-mundo que gira
alrededor del deporte: Los fanáticos de los deportes tenemos una curiosidad, que
ronda lo morboso, por saber las actividades de las estrellas del deporte fuera
de la cancha. Elevándolos por sus logros a un estatus similar al de las estrellas de cine. Esto
sin contar la necesidad constante de saber qué pasa con los clubes, rumores de
traspasos, escándalos en las organizaciones, etc. Esto da paso a ríos de tinta
en prensa escrita, e innumerables páginas de internet y programas televisivos llevando el quehacer deportivo a sus miles de seguidores.
7) El deporte permite un
escape de la realidad: El correr de la vida es usualmente un asunto que nos hace centrarnos
en nosotros mismos y nuestros problemas todo el tiempo. El deporte es un perfecto salvoconducto
que nos permite despegarnos de nuestro día a día, y ser parte de algo más
grande que nosotros. Sentir que somos parte activa de un equipo nos permite
saborear glorias a las que usualmente no tenemos acceso durante nuestra
existencia.
A veces pienso que el
deporte ayuda al ser humano a aliviar lo duro que significa asimilar lo efímero de nuestra estadía en esta tierra. Las leyendas en el deporte persistirán por siempre; nadie podrá olvidar a
Diego Armando Maradona levantando la copa del mundo para Argentina, o
a Michael Jordan encestando la canasta del triunfo que daría el sexto anillo de
campeones a los Bulls de Chicago. Viviendo este tipo de momentos es como pasamos a formar parte de la historia, y sentimos que al menos un trozo de nuestra existencia pasara junto con ellos a la
inmortalidad.
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