Vamos a la escuela,
estudiamos duro para terminar la universidad, recibimos un título, y estamos
contentos con nosotros mismos. Pero realmente somos más sabios? Tenemos un
trabajo, más responsabilidades, luego vamos a una mejor compañía, nos pagan más,
compramos mejores cosas. Pero somos realmente felices? Mientras hacemos todas
estas cosas día tras día y año tras año, estamos mejorando como humanos de
forma significativa?
En el último post describí
como mis propias experiencias me llevaron a considerarme agnóstico, y como en la
satisfacción de sentirme no religioso nunca puse demasiada atención a mi
crecimiento interno, limitando mi propia evolución en el proceso. A lo mejor no
fue solamente mi culpa, la sociedad en general tiende a enfocarse en cosas
triviales y superficiales, mientras las instituciones dedicadas al crecimiento
espiritual se limitan a iglesias y doctrinas basadas en divinidades. Estas se
enfocan menos en el crecimiento del individuo y más en la “salvación de las
almas”. Las industrias que si tienden a enfocarse en el mejoramiento de la condición
humana como la filosofía, psicología, arte, literatura, etc. tienden a estar en
la periferia y su trabajo es muy fragmentado. Todo esto confecciona un mundo en
el que se hace muy difícil trabajar el crecimiento interno como algo más que un
hobby o una actividad extra-curricular.
Considerando que la
mente humana es un océano de complejidades que crea cada parte de nuestra
realidad, trabajar en ella debería ser una prioridad seria. De la misma manera
que un negocio debe tener una misión clara y un buen plan estratégico con mediciones
de éxito, el crecimiento humano necesita ser planeado y con metas definidas que
tomen en cuenta los obstáculos en el camino al tratar de alcanzar nuestros
objetivos. Cuando pensé en escribir sobre este tema, analice mi propia situación
como humano, si estoy en vías de mejorar mi propia condición o no. En
realidad no tenia un plan de crecimiento bien definido, si tengo muchos
esfuerzos dispersos acá y allá pero nada solido en lo que aferrarme hacia el futuro,
por lo que estoy utilizando este espacio para describir mis pasos a seguir en el
camino.
La meta: Sabiduría
Como llegar a la meta: Siendo conscientes de la
verdad
Cuando digo la verdad,
no me refiero a algo amorfo o místico, me refiero a los hechos reales, la combinación
entre lo que sabemos y lo que no sabemos. Siendo conscientes que existen ambos
espectros, y que no tenemos que saber más de lo que sabemos sino tener la consciencia de lo que conocemos y desconocemos; esa es en mi opinión, la llave para llegar
a ser un humano más sabio.
El concepto más difícil
de absorber en esta propuesta es el de estar “conscientes”. Una hormiga es más consciente que una
bacteria, un ratón más que una hormiga, un mono más que un ratón, y un hombre más
que un mono. Pero que hay más allá? Que sigue en esta escalera de la consciencia?
No podemos realmente concebir que sigue más allá, pero el hecho de saber que hay
un escalón más arriba que el nuestro es clave para definir un camino hacia el
crecimiento espiritual.
Si hacemos el
ejercicio de ponernos en el lugar de quien sigue en esta escalera de la
consciencia y viendo al ser humano abajo, cual sería nuestro análisis? Creo que
veríamos rápidamente el conflicto en la mente humana. Cientos de miles de años
de evolución animal adaptados a la supervivencia de la especie impreso en nuestro
ADN, con sus impulsos primitivos de miedo, avaricia y auto-gratificación;
batallando con la evolución de nuestra propia consciencia y sus impulsos de
racionalidad, altruismo y compasión.
Esta coexistencia en
nuestra mente es la que nos caracteriza como humanos. Al despertar nuestra consciencia hace alrededor de 6 mil millones de años, su trabajo fue darnos claridad y volvernos
seres sintientes. Sin embargo, al ser la primera especie en el planeta en
darnos cuenta de nuestra propia mortalidad, el miedo a la muerte se apodero de
nuestra mente envolviéndonos en una densa nube que limito la evolución de nuestros
pensamientos, nuestro juicio y la forma de entender al mundo; alejándonos así de la
verdad. Esta batalla entre nuestro pasado primitivo y nuestro futuro hacia la iluminación, se lleva a cabo día con día dentro de cada uno de nosotros. Aprender a
reconocer esta nube en nuestro pensamiento es el inicio en nuestra ruta al
crecimiento personal.
Habiendo establecido
entonces que para llegar a ser más sabios debemos ser conscientes de la verdad,
y que para llegar a la verdad tengo que disipar esta nube en mi cabeza. Cuáles
son mis pasos para intentar dar un salto al siguiente escalón en la consciencia?
Pasó uno: Salir de la
Nube.
La nube que ofusca
nuestros pensamientos es bastante espesa. Está compuesta de todas las emociones
primitivas de nuestro cerebro animal. El miedo, la ira, la ansiedad, la
inseguridad, los celos, y todos esos sentimientos que nos hacen pasar por
encima de los demás y alegrarnos de la mala fortuna ajena.
Estas emociones son
fuertes y van arraigadas a nuestro comportamiento básico, ya que muchas veces están
atadas a momentos de felicidad pasajera. Como el conejo que persigue la
zanahoria vamos buscando la satisfacción basados en estas emociones, con el fin
de lograr momentos que duran muy poco. Si estamos entrenando para una maratón,
y nuestro entrenador nos dice que al sentirnos cansados nos tomemos un café,
este nos va a dar mucha energía para seguir corriendo y va a funcionar dos o tres
veces, pero a la cuarta caeríamos exhaustos sin poder dar un paso más. Acto
seguido despediríamos a nuestro entrenador, pues aunque avanzamos con alegría no
pudimos terminar la carrera. Es así como tenemos que deshacernos de esta nube
que engaña nuestra mente, el buscar la felicidad duradera viviendo en esta nube
es como querer secarse con una toalla mojada.
Algunas técnicas que
pueden ayudarnos a disipar la nube incluyen la meditación, el ejercicio, yoga, o
alguna otra actividad que calme el constante hablar de nuestra mente.
Pasó dos: Poner un
contexto.
Al empezar a disipar
esta nube personal, debemos ponerle un contexto a nuestra mente que nos haga
poner nuestra realidad en perspectiva. En mi caso personal lo he logrado viajando y experimentado las realidades de otros humanos alrededor del planeta, pero esto se puede lograr desde cualquier lugar: leyendo, educándonos,
yendo a terapia, escribiendo sobre nuestros pensamientos, y haciendo todo
aquello que nos haga reflexionar activamente sobre nuestra verdad para posicionarla
junto a la de los demás. El estar conscientes de donde estamos parados y lo bueno
que tenemos, nos permite el acceso a una mejor versión de nosotros mismos. Mientras
menos le permitimos el acceso a nuestras emociones primitivas, más emociones
avanzadas como la humildad, la empatía y la compasión van tomando el mando de
nuestra mente.
Pasó tres: Percibir
nuestra existencia
Richard Feyman lo pone
en breves palabras “Yo…un universo de átomos…un átomo en el universo”. Pedirle
a una persona que internalice la vastedad del universo o la eternidad del
tiempo, y su ubicación dentro de ambos; es como pedirle que se pare de manos por
un minuto... puede lograrlo pero con mucho esfuerzo y si lo logra es difícil repetirlo.
Se puede pensar sobre la verdad de los hechos en cualquier momento: el big bang
sucedió hace 14 mil millones de años, cerca de 130 mil veces más tiempo de lo que el humano tiene de existir sobre la tierra; si el sol fuera una pelota
de ping pong en New York, su estrella más cercana estaría en Atlanta; si hiciéramos
un modelo a escala de la vía láctea y este fuera del tamaño de Estados Unidos, necesitaríamos
un microscopio para localizar al sol; los átomos son tan pequeños, que hay
tantos átomos en un grano de sal como granos de arena en todas las playas de la
tierra; etc, etc… Pero es solo cuando estás absorto viendo a las estrellas, o pensando
profundamente sobre la muerte, que realmente se logra un momento "guau!" Este sentimiento de
trascendencia, humildad, insignificancia y maravilla, todo a la misma vez. Es
en esos pocos segundos que nuestro cerebro realmente logra abrazar la idea de
la realidad, esa conexión con el universo que nos hace realmente sentir la
espiritualidad. Estos momentos guau! duran muy poco, pero la claridad que se obtiene
por encima de la nube es lo que nos acerca un poco más al camino de la iluminación.
Para llegar a una
verdadera consciencia de la verdad, ese balance entre lo que sabemos y lo
desconocido, el último paso es aceptar que es imposible conocer la verdad absoluta
y aterrizar en el “solo sé que no se nada” de Sócrates. Es verdaderamente deshacerse
del miedo a lo desconocido, ese que las religiones tratan de solventar con
verdades absolutas y promesas de eternidad, cuando la realidad es un océano del
que no podemos pretender saberlo todo si apenas hemos mojado nuestros pies en
el. Recordemos lo que aún
no sabemos de nuestro universo: Es este tan solo una burbuja dentro de un multiverso
de burbujas? Que son los agujeros negros? Hay vida inteligente allá afuera?
Recordemos lo que no aún no sabemos de nuestros propios cuerpos: Para qué
sirven los microbios que viven dentro de nuestras células? Como se reparan
nuestras células bioquímicamente? Cómo funcionan las conexiones neurales que nos permiten
adquirir esta consciencia? Estos son solo unos pocos ejemplos de lo que aun la
ciencia no logra explicar para alimentar nuestra percepcion del mundo. Comprender entonces que la
verdad encierra el misterio de lo desconocido es aceptar la incertidumbre, y esto
nos une como humanos buscando la paz dentro de la incertidumbre, lejos de
la división que crean las certezas prefabricadas.
No es fácil asimilar que en la escalera de la evolución de nuestra consciencia hay muchos escalones por
encima del que nos encontramos como humanidad, y quizás solo este reservado
para unos pocos el poder dar ese paso arriba. Dentro de las religiones
hay muchas personas buenas, con excelentes valores y buenas ideas; pero me parece
que usar la religión para el crecimiento espiritual requiere de ideas innovadoras,
lejos de fundamentalismos que envían a las personas a buscar respuestas en las
escrituras en lugar de lo profundo de sus propias mentes.
42% de los personas en Estados Unidos acepta la teoría de la creación y rechazan la teoría de la evolución de las especies, otro 31% cree que la evolución de las especies ha sido guiada por designio de Dios. Mientras las religiones sigan empujando a sus seguidores lejos de la verdad; y los políticos, empresas y educadores traten de mantenernos dentro de la nube. Mas difícil sera dar el siguiente paso en la evolución de nuestras mentes, el progreso espiritual como grupo humano se vuelve entonces una tarea individual y debe comenzar dentro de nosotros mismos.
42% de los personas en Estados Unidos acepta la teoría de la creación y rechazan la teoría de la evolución de las especies, otro 31% cree que la evolución de las especies ha sido guiada por designio de Dios. Mientras las religiones sigan empujando a sus seguidores lejos de la verdad; y los políticos, empresas y educadores traten de mantenernos dentro de la nube. Mas difícil sera dar el siguiente paso en la evolución de nuestras mentes, el progreso espiritual como grupo humano se vuelve entonces una tarea individual y debe comenzar dentro de nosotros mismos.
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